lunes, 10 de febrero de 2020

Continuando la historia

Ante la lectura del tema seis de su libro de texto, se ha planteado al alumnado de 1º ESO A que continúe
la historia de fray Perico y el Empecinado. Os dejamos el fragmento de texto sobre el que han trabajado la comprensión lectora y, a continuación, una amplia gama de finales, seleccionados de entre todos aquellos que han sido presentados.




CONTINUACIÓN 1

Empezaron a discutir y el rey vino.
  • ¿Qué es todo este jaleo?
  • Te están robando la leña.
  • No la estamos robando, la cogemos prestada.
  • No, la leña es mía. Y nadie me la roba.
    Justo pasó por ahí la princesa Elena, la hija del rey.
  • A ver papi, la leña la puedes compartir, que por poco no te va a morir.
  • ¡Vale, hija!
  • ¿Por qué no los invitas a merendar? Vienen de muy lejos.
    El rey aceptó y se fueron todos a merendar felices.

(Marina García Garrido)


CONTINUACIÓN 2

  • Vale, está más o menos pasable, pero no podéis llevaros la leña.
  • ¿Cómo que no?- exclamó fray Perico.
  • Pues como que no: esa leña es del rey. ¡No os pertenece!
  • ¡Sí nos pertenece: nuestro burro, nuestra leña!
  • Ay, en cuanto al burro... sospechamos que sea robado.
  • ¡No es robado!
  • Bueno, eso habrá que verlo. Si alguien reclama un burro desaparecido os culparé a vosotros.
  • Pero nosotros...
  • ¡De nosotros nada!- interrumpió el guardia.
  • ¡Marchaos, muchachos! ¡Y andad con cuidado, mucho cuidado!
    Dejaron la leña ahí y se marcharon. Más tarde llegarían a una posada donde descansaron. Pero fray Perico no podía descansar.
  • ¡Esto es inútil! ¡Debemos ir ya a por los franceses!
  • Paciencia, pronto iremos... pero debemos descansar.

(Manuel Barea Granados)


CONTINUACIÓN 3

Entonces terminaron de que les registraran las alforjas y fray Perico y el Empecinado le propusieron a la Santa Hermandad que no le dijeran nada al rey, ni les multaran. A cambio, ellos les darían la mitad de la leña. El corregidor dijo que eso era muy poco, que algo más. Bueno, entonces fray Perico les propuso otra cosa: que también les daban una buena comida en Aranda de Duero. Y el corregidor estuvo hablando con los demás guardias y al final aceptaron.

(Lucía Pérez García)





CONTINUACIÓN 4

La Santa Hermandad se llevó a fray Perico y al Empecinado al palacio real. Allí el rey les dijo que por robar su leña, eran condenados a muerte.
Justo en el momento en el que iban a ser ahorcados, algo increíble pasó. El burro, saltó a la plataforma donde fray Perico y el Empecinado iban a ser ahorcados, y empezó a dar coces, provocando que los guardias se desmayasen y rompiendo las cuerdas que tenían atadas. Los dos se subieron al burro y este empezó a correr muy rápido, dejando atrás el reino.

(Alejandro Aragón Rojas)



CONTINUACIÓN 5

Mientras hablaban, de repente, se escuchó una voz grave:
  • ¿Qué pasa aquí? ¿Quiénes son estos? -dijo el rey.
  • ¡Oh, majestad! Estos son unos muchachos que vienen a dejar leña -explicó.
  • ¡Hola, su majestad! -dijo fray Perico. ¿Podríamos dejar esta leña?
  • Sí, claro... -dijo, sospechando el rey.
  • Gracias, majestad.
  • Pero, esperad... ¡Ese burro! -exclamó.
  • ¿Qué? ¿Qué pasa con el burro?
  • ¿Que qué pasa? ¡Que es robado!
  • Pues claro que no -dijo fray Perico preocupado.
  • ¡No le mientas a tu rey! -gritó.
  • ¡Nos van a ahorcar!
  • Pues claro. Recoged la leña y traed a los chicos al palacio. Dentro de poco ya no volverán a robar -dijo enfadado.

(Luna Castillo Soeters)




CONTINUACIÓN 6

Ellos cuando ya lo habían registrado les hicieron a fray Perico y al Empecinado una propuesta:
  • Os haremos una propuesta -dijo uno de los alguaciles, con un tono de voz algo alto y grave.
  • ¿Sí? ¿Cuál?
  • Os llevaréis la leña a Aranda de Duero, pero antes iréis a disculparos al rey.
  • ¡Vamos! -dijo fray Perico.
  • ¡Venga! ¿A qué esperáis? -replicó el Empecinado.
  • ¡A mí no me repliques ni subas el tono!
Todos ellos se fueron hacia donde estaba el rey.
  • ¡Hola, mi majestad! -dijo fray Perico.
  • ¡Hola, fray Perico! ¿Qué sucede?
  • Mire, mi majestad. Nosotros habíamos venido de Salamanca hasta aquí con el asno para coger leña y después ir hacia Aranda de Duero, pero antes de irnos nos dio el alto la Santa Hermandad -trató de explicar el Empecinado.
  • ¿A coger leña? -preguntó el rey.
  • Sí.
  • ¿Y... para qué queréis la leña?
  • Mire, necesitamos leña para poder refugiarnos en nuestro molino y con la leña, hacer una hoguera.
  • ¿Una hoguera? ¡De eso nada! -golpeó con fuerza el rey una mesa que se encontraba frente a él. La leña se queda aquí.
    Los dos amigos asintieron con la cabeza, se dieron la vuelta, se montaron en el burro y se fueron más firmes que un palo.


(Daniela García García)

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