La
ladrona de libros, de
Markus Zusak
Novela
publicada en 2005, que ganó en 2007 el premio Michael L. Printz y
que durante 2009 estuvo durante 109 semanas en la lista de los
mejores best-sellers infantiles del New York Times. En España
se puede encontrar en la editorial Lumen.
Una
novela preciosa, tremendamente humana y emocionante, que describe las
peripecias de una niña alemana de nueve años desde que es dada en
adopción por su madre hasta el final de la II Guerra Mundial. Su
nueva familia, gente sencilla y nada afecta al nazismo, le enseña a
leer y, a través de los libros, Rudy logra distraerse durante los
bombardeos y combatir la tristeza. Pero es el libro que ella misma
está escribiendo el que finalmente le salvará la vida. «La
esperanza de Liesel es inexpugnable... Los lectores jóvenes
necesitan este tipo de alternativas a la rigidez ideológica, así
como exploraciones sobre la importancia de las historias. Y,
pensándolo bien, también los adultos.» (The New York Times)
La
obra de este autor alemán adquiere hoy, 10 de enero, especial
protagonismo al estrenarse en nuestro país la adaptación
cinematográfica que ha dirigido Brian Percival, y que protagonizan
Sophie Nélisse, Geoffrey Rush y Emily Watson.
Valoración
personal.
531 páginas de
exquisita lectura y documentación precisa, donde el autor es tan
sumamente hábil que es capaz de conducirte durante esta novela al
interior de un mundo donde la muerte cuenta su propia historia en
medio de un hostil escenario: La Segunda Guerra Mundial.
Una vez allí te dejará
morir a carcajadas haciéndote disfrutar de divertidas peripecias
junto con algunos de sus personajes, para un segundo después, con
gran maestría, sumirte en la angustia más insoportable haciendo
casi que visualices el infortunio tan cruel con que el destino les
azota.
Markus Zusak consigue,
de forma constante, sembrar una pizca de esperanza entre el caos de
una historia contada millones de veces, aunque con la diferencia de
que en esta ocasión, él conseguirá hacerlo de una forma tan
deliciosa como absolutamente entrañable; todo esto lo conseguirá a
través de personajes tan cuidados, que fácilmente te cautivarán
para robarte el corazón.
Markus Zusak (Sidney, 1975) |
A mi
juicio, un libro de imprescindible lectura, que te conduce a través
del personaje a comprender y reflexionar sobre el relativo valor de
las palabras y de las cosas, mostrándonos cómo las primeras, en un
momento dado, pueden arruinar o ayudar a salvar la vida, y de cómo
las segundas pueden pasar de ser insignificantes para algunos, a
convertirse, para alguien, en una de las posesiones más preciadas.
La original narradora
(la Muerte), la cual se describe a sí misma sin rasgos faciales de
calavera, sin hoz y sin guadaña, aunque sí, con hábito negro y
capucha, puede llegar a ser en ocasiones algo molesta para según qué
lector, sobre todo para los amantes de que no les deshagan la trama
antes de su debido tiempo, ya que esta no cesa de adelantar
continuamente acontecimientos que aún no sucedieron, supongo que con
la intención de incitar de esta manera al lector a desentrañar la
manera en la cual se llevaron a término y es que en ocasiones llega
a contarnos el final de lo sucedido al comienzo del capítulo,
justificándose tras la cualidad de visionar, con la que tan atípico
personaje parece ser que cuenta.
La frase cumbre de esta
historia para mi es: “Liesel descubre que Hitler sin las palabras
no hubiera sido nada y que por lo tanto, que las palabras son las
verdaderas culpables de su desgracia”. Esta frase transmite
sobradamente la esencia con la que Markus Zusak impregna cada una de
las páginas de esta novela. Enseñando a aquellos/as que están
dispuestos a aprender, que algo tan inmaterial como es la palabra,
utilizada con maestría, puede cambiar el curso natural de miles de
vidas y mostrándonos a su vez los dos posibles caminos tan distintos
que al utilizarla se pueden elegir; el que eligió Hitler y que fue
el del egoísmo, el cual le condujo a la destrucción ajena y a la
postre a la suya propia y el que escogió nuestra protagonista
Liesel, el de la generosidad, que no sólo le enriqueció como ser
humano si no que de forma inesperada la salvó de la devastación
aquella noche en la que Himmelstrasse fue injustamente bombardeado.
Una historia narrada
sencillamente de un modo sublime, con un broche a mi juicio
indiscutiblemente magistral.
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