El
próximo jueves, 24 de abril tendremos la suerte de contar en nuestro
centro con el poeta Guillerno Fernández Rojano, en una actividad
preparada por el alumnado de Bachillerato. Para “abrir boca” y ya
que estamos en la semana en la que se conmemorará el Día del Libro
el 23, os ofrecemos una entrevista elaborada por la alumna de 2º
CC.SS. A, María del Campo Pozo Samblás, en la que conoceremos algo
mejor la forma de pensar y la trayectoria literaria de Guillermo:
Antes
de nada, la primera pregunta que se me ocurre es; ¿por qué
se estableció aquí, en la Sierra de Segura, en Orcera?
Circunstancial.
Después de haber estado viviendo en ciudades más o menos grandes,
multiculturales, como Cambridge (UK) y Ginebra (Suiza), recorrer
Europa, transitar entre Granada y Jaén con turbo emocional
(turbulencias emocionales) decidí establecerme a cierta distancia
de la “civilización”, cansado del abotargamiento y del
asfaltado de los sentidos, obligados a desempeñar un papel de
sumisión absoluta a la letra mayúscula del Estado, a los códigos
urbanos donde la fragmentación del ser humano es más evidente al
colisionar en masa por las calles, en las administraciones, en los
centros comerciales. Lo que no quiere decir que en el campo, en la
aldea, en el pueblo, no existan los mismos códigos o similares, a
veces más soterrados e intransigentes, es cierto. Uno comprueba que
la corrupción (y no me refiero a la política) se puede producir en
cualquier lugar donde habite el ser humano. Hablo en subjuntivo, y
hablo también en primera persona, espero que se entienda.
Con
su formación, ¿por qué no aspira a una gran ciudad o un sito en
el que pueda llegar a más?
Prácticamente
está contestado. Pero, fíjate, tú misma estás estableciendo
parámetros de control. Has dicho “llegar a más”, opuesto a
“menos”. ¿Qué es ser más? ¿Profesor de universidad? He dado
clase en la universidad, en Carolina del Norte (EEUU), ¿y qué?
¿Académico de la Lengua? No he sido académico, es evidente. ¿Qué
es ser menos? ¿Mecánico? ¿Panadero? ¿Qué es más? ¿Londres?
¿New York? ¿Qué es menos? ¿Torres de Albanchez? ¿Onsares?
¿Conoces íntimamente a algún profesor de universidad o a algún
académico de la Lengua? Si los conocieras, ¿crees que por ser
rector, director de la Academia de la Lengua o ministro seríamos
más felices? ¿Tú sabes lo que supone tener uno de esos cargos?
Pregúntale a tu profesor lo que supone pertenecer a un sistema que
administra la educación, la cultura, la formación en general, con
todos sus preceptos, obligaciones, exigencias, muchas veces
arbitrarias. Las universidades, como modelo de engranaje de un
sistema piramidal, están corruptas hasta el tuétano, las
rivalidades políticas y las envidias son tales que ahuyentarían a
las víboras. Lo que no quiere decir que un panadero o un mecánico
de la Sierra de Segura no se libren de la picadura. Hoy por hoy, a
lo único que aspiro, lo que trabajo a diario, conscientemente, es a
la soledad, a la conciencia en la soledad, sin intervenir, sin
juzgar, sin sentirme herido. Pero no se entienda como antisocial,
sino todo lo contrario, sino para relacionarme mejor con los otros.
“Yo soy el otro”, decía Rimbaud. Y sólo así podría ser una
buena persona y, por lo tanto, un buen profesional. La soledad
depura la contaminación de las emanaciones sociales:
competitividad, egoísmo, envidia, revanchas, rentabilidad, el otro
como negocio.
¿De
todo lo que ha escrito de que se siente más orgulloso? ¿Por
qué?
El
orgullo es un valor. Yo me he dado cuenta de que toda mi poesía es
una desvalorización del mundo. La palabra funciona como
desactivador del mecanismo de detonación. Mis poemas no tratan de
construir nada, sino de deconstruir, de desaprender, de deformar (lo
contrario de formar): el amor, la justicia, la felicidad, la
libertad, el honor, la verdad y la mentira, el triunfo y el fracaso,
todas las oposiciones que se te ocurran. Una deconstrucción masiva
de todas las ideas que llevan inculcándonos desde hace miles de
años, grabándolas detenidamente como información en nuestro
genes, para que reaccionemos cuando tenemos que hacerlo, para que lo
hagamos de esta forma o de la otra, para que no lo hagamos. Nos
hacen creer que lo hacemos o no, de esta o de aquella manera,
libremente, cuando es un mecanismo tranquilizador, es un cebo
envenenado para que nos sintamos satisfechos, agradecidos y de esta
manera – políticos, banqueros, empresarios- sigan recortándonos
derechos y ellos obteniendo beneficios. Uno se indigna y en la
propia indignación tiene su recompensa. El control es absoluto,
porque saben cómo vamos a reaccionar ante lo que sea, en cualquier
lugar y por los motivos que sean, estemos solos o acompañados,
tapados hasta la cabeza con las sábanas, en un pub, en un partido
de fútbol, en una biblioteca o qué sé yo. El Estado es un
negocio que vende democracia a precio de sangre. ¿Sabes cuánta
gente se suicida en España desde que empezó la crisis? Ocho
personas al día. En 2011 se suicidaron 3.180. ¿Te parece una
barbaridad? Son datos del Instituto Nacional de Estadística. Puedes
comprobarlo.
Y al hilo de tu pregunta, tanto el orgullo como la deshonra o la indignación (ahora que se habla tanto de ella) son elementos de intoxicación, por medio de las cuales nos dejamos someter, nos dejamos infectar. La enfermedad no es otra cosa que la intoxicación a la que hemos sometido a nuestras emociones desde hace miles de años. Una intoxicación lenta grabada como información genética, generalmente activada por el miedo a la vida.
¿Qué
o quién inspira su poesía?
Lo
que miro, lo que oigo, lo que toco, lo que huelo.
¿Qué
fue lo que le hizo empezar a escribir?
El
miedo, la cobardía, la inconsciencia, la rabia, la testosterona...
¿Cómo
consigue uno ser un buen poeta? ¿Qué herramientas se necesitan?
¿Te
refieres a escribir bien? No hay que confundir escribir bien con ser
un buen poeta. Tampoco sé si los poetas son buenos o malos. No sé
cómo medir eso. Para escribir bien es necesario leer mucho y
escribir mucho y estar atento a la gramática y a la sintaxis, al
vocabulario, etc.. Para ser un buen poeta hay que estar atento a la
vida, vigilante a las luces, vigilante en la oscuridad. Un amigo
mío, ya muerto, José Viñals (sobre cuya poesía trató mi tesis
doctoral), uno de los más grandes poetas que he conocido, decía
que la poesía conseguía hacerlo una buena persona. Pero no
entendamos “una buena persona” en el sentido bobalicón. Se
trata de ser una buena persona hacia dentro, un ser humano
comprometido, con plena conciencia de ser. Bueno, es difícil.
¿Qué
es para usted lo más gratificante de escribir poesía?
Estar
solo, en silencio, con la mente sin convulsiones, atento
exclusivamente al hecho en sí, dejando que la palabra suceda, si
sucede, y si lo hace que sea algo nuevo, otro paso hacia dentro,
hacia la profundidad, hacia la oscuridad, donde los sentidos están
absolutamente vivos, incandescentes.
¿Y
lo más frustrante?
¿Conoces
un tema de Extremoduro que dice: “No me amarga el sabor de la
derrota, / del fracaso ya he sido compañero, / me acurruco al calor
de mis pelotas / y les miro cómo les crece el pelo”?. Eso hago.
He tratado de que los significados de las palabras se conviertan en
sustancias, no en conceptos. Por otro lado, y en el mismo sentido,
la palabra “poesía” procede del griego “poiseis”, que
significa “hacer que algo suceda”. Y si no ocurre, que no
ocurra. Por lo tanto, ni obtenemos triunfos ni frustraciones, pero
podemos disfrutar de ellas, de todos sus otros significados
posibles.
¿Qué
poetas han influido en su obra?
He
leído muchísimo, he visto muchas exposiciones de pintura,
escultura, fotografía. Yo mismo pinto y hago fotografía. Viajo
mucho, tengo muy buenos amigos, grandes artistas todos, poetas,
pintores, fotógrafos. Veo mucho cine, muchísimo. Todo y todos
influyen en mí constantemente. Decir nombres sería aprovecharlos
para prestigiarme. Piensa si quieres, por no parecer huidizo, en el
mismo Viñals, Gamoneda, Pessoa, Nietszche, Artaud, Milosz,
Bernhand, César Vallejo, Panero (Leopoldo María), John Donne,
Cernuda, Aldo Pellegrini, no sé, la lista sería interminable. Todo
lo que he leído me ha impregnado, todo, absolutamente todo, de tal
manera que no sé a quién pertenece lo que escribo, si es mi obra o
de quién es. Llega un momento en que tú eres parte de ellos y
ellos parte de ti. Al final lo que ellos escribieron o escriben está
en lo que yo escribo, y a la inversa y sucesivamente.
Finalmente,
¿En qué tipo de publicación está trabajando ahora?
Ando
en un tema peligroso, se llama Signo,
y es peligroso porque intento, de una manera racional pero
irracional, desactivar la bipolaridad del signo lingüístico que
dice lo que quieren que diga para que nosotros, pensando que hacemos
lo que queremos, hagamos lo que el signo quiere. En fin…. Por si
te interesa, hay un libro a la espera de ser publicado, se llama
Tierra,
en la editorial Amargord. No sé cuándo saldrá, se supone que esta
próxima primavera. Además tengo unos seis libros inéditos. No
tienen prisa. Tienen los ojos cerrados y yo, de vez en cuando, los
acaricio o les doy una patada. Quizá aparezca también este año El
canto de la tripulación
en “Taller clandestino de las letras”, en la colección “Hmuda”,
de Castellón.
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